miércoles, 17 de octubre de 2012


EL LIBERALISMO ECONOMICO Y EL MODELO AGROEXPORTADOR (1880-1930):APORTES DEL GEENAP A LA MILITANCIA 

“El instrumento más poderoso de la hegemonía inglesa entre nosotros es el ferrocarril. El arma del ferrocarril es la tarifa… Con ella se pueden impedir industrias, crear zonas de privilegios, fomentar regiones, estimular cultivos especiales y hasta destruir ciudades florecientes. Es un armar artera, silenciosa y, con frecuencia, indiscernible hasta para el mismo que es víctima de ella” Raúl Scalabrini Ortiz

1) El contexto internacional a mediados del siglo XIX: Durante el siglo XIX se produjo a nivel mundial el proceso de generalización de la Revolución Industrial. Efectivamente, la misma tuvo sus orígenes en Inglaterra a fines del siglo XVIII a partir de la aparición de la máquina a vapor que implicó el proceso de industrialización de Gran Bretaña; en el siglo XIX comenzó a trasladarse a otros países fundamentalmente de Europa. En este sentido, países como Francia, Alemania, los Países Bajos e incluso Estados Unidos verificaron la aparición y el crecimiento de su aparato manufacturero; en un principio de su industria liviana (como, por ejemplo, la industria textil), pero luego también experimentaron un desarrollo de la industria pesada (la industria del hierro asociada a la construcción de los ferrocarriles, entre otras). Estos países, luego conocidos como centrales, empezaron a tener una necesidad creciente de dos tipos de productos: por un lado, materias primas para sus industrias (por ejemplo, lana y algodón) y, por otro lado, alimentos baratos para sus obreros. En otras palabras, los países industrializados, principalmente aquellos que como Inglaterra no tenían la capacidad de producirlos en gran escala, necesitaban insumos y alimentos a bajos precios que le permitiera reducir sus costos industriales y, de esta manera, aumentar la competitividad de sus industrias. Esta necesidad los obligó a salir a buscar países ricos en recursos naturales que los abastecieran de estos bienes primarios fundamentales para su industria. Por ejemplo, la India fue primordial para Gran Bretaña en la provisión de algodón para su industria textil. De esta manera, se fueron constituyendo los denominados países periféricos que comenzaron a especializarse en la producción y exportación de productos primarios (insumos y alimentos) para los países industrializados. Asimismo, los países periféricos tuvieron un importante papel como mercados de consumo de los productos manufactureros de los países centrales. En este contexto, la Argentina con su Pampa Húmeda y su capacidad de producir alimento barato debido a la elevada productividad de su tierra, se insertaría en el siglo XIX al mercado internacional como productor y exportador de alimento fundamentalmente a Inglaterra. En definitiva, el modelo agroexportador implicaría la inserción periférica de la Argentina al mercado mundial, como un mero productor de alimentos y consumidor de bienes industriales. Por lo tanto, el siglo XIX implicó la profundización de la división internacional de trabajo, esto es, la división del mundo en dos grupos de países. Por un lado, los países centrales que importaban insumos y alimentos, producían los bienes industriales y parte de su producción exportaban a los países periféricos. Por otro lado, los países periféricos que importaban los bienes manufacturados desde los países centrales y producían y exportaban los bienes primarios a los países industrializados. Este orden mundial necesitaba de un sustento ideológico, el cual fue aportado por el liberalismo económico.

2) La filosofía liberal: La filosofía liberal fue una ideología desarrollada en los países centrales y que repercutió fuertemente en la construcción de un orden mundial a favor de las potencias de esa época, principalmente Gran Bretaña. Para los países periféricos, en cambio, el liberalismo económico implicó la subordinación total de sus economías a los intereses de los países desarrollados. En efecto, a partir del siglo XVIII y XIX principalmente con la prédica de los economistas británicos Adam Smith y David Ricardo se fue consolidando una idea central: la intervención del Estado en el mercado perjudica el funcionamiento de las economías y del mercado mundial. Para Smith, el Estado únicamente debía garantizar la justicia interna, la defensa externa y algunas instituciones que el sector privado no genera pero que son fundamentales para el desarrollo de un país, como la construcción de la infraestructura de una nación (básicamente puentes, puertos y carreteras sumados a la educación y la salud). Es decir, para Smith, el Estado debe solamente garantizar el orden jurídico y la construcción de la infraestructura necesaria para el mejor desarrollo de los negocios de los empresarios. Asimismo, el fundador de la ciencia económica desarrolló su concepto central de la “mano invisible”: cada individuo buscando su propio beneficio individual logra colaborar con algo que él no buscaba, es decir, contribuye con el bienestar general. En este sentido, para Adam Smith, el interés individual coincide con el interés general y, por lo tanto, no existe la necesidad de una institución que represente la voluntad general, como por ejemplo el Estado. David Ricardo expandió la idea del liberalismo sobre todo para la expansión del mercado mundial. La idea central era que la eliminación de los aranceles a las importaciones, esto es, del proteccionismo, permitiría la expansión del comercio internacional entre los países a partir de la especialización de cada economía en aquellos productos que fabrican a un menor costo relativo. En resumen, la no intervención del Estado permitiría, según estos economistas, un fuerte crecimiento económico tanto a nivel nacional como internacional, repercutiendo favorablemente para el conjunto de la población mundial. Fue en el siglo XIX, sobre todo a mediados de siglo, donde se aplicó en la mayor parte del mundo las ideas del liberalismo económico. En particular, en la Argentina la filosofía del libre comercio fue propugnada y apoyada por los dueños de la tierra, lo cual condujo a la constitución del modelo agroexportador (1860/80-1930).

3) Las características y consecuencias del modelo agroexportador: 

“La prensa argentina es actualmente el arma más eficaz de la dominación británica. Es un arma traidora como el estilete, que hiere sin dejar huella.” Raúl Scalabrini Ortiz 

“La juventud tiene su lucha, que es derribar a las oligarquías entregadoras, a los conductores que desorientan y a los intereses extraños que nos explotan” Arturo JauretcheCaracterísticas del modelo agroexportador: El modelo agroexportador se basaba en la producción de carnes y cereales en la pampa húmeda para abastecer el mercado externo, principalmente el inglés, a quienes se les compraba a cambio todos los demás productos necesarios, esto es, los productos manufacturados. La filosofía de este modelo fue conocida como el liberalismo selectivo. En efecto, fue liberal desde el punto de vista del comercio exterior al no proteger el mercado interno impidiendo de esta forma el desarrollo industrial nacional y privilegiando las exportaciones de bienes primarios. Pero fuertemente intervencionista en el orden interno en beneficio de los terratenientes como, por ejemplo, en la ocupación de territorio (campañas del desierto) y en el disciplinamiento de la mano de obra necesaria para la desarrollo del modelo agroexportador (papeleta de conchabo). Efectivamente, fue el Estado nacional a través de su ejército el que aniquiló y expulsó a los pueblos originarios para darles las tierras en grandes extensiones a los terratenientes. Conocida como La Campaña del Desierto, el general Roca expandió la frontera del país, asesinando a las poblaciones originarias y repartiendo la tierra obtenida entre las pocas familias cercanas al gobierno. Por otro lado, el Estado nacional obligaba a los gauchos (denominados vagos para la visión dominante) tener la papeleta de conchabo donde figuraba el nombre del terrateniente para el cual trabajaba. Si un gaucho no poseía la papeleta y, por lo tanto, no trabajaba para ningún terrateniente, se lo mandaba al ejército nacional para que peleara contra el indígena para aumentar las tierras para la oligarquía. En este sentido, fue la intervención del Estado la que abasteció al terrateniente tanto la tierra como la mano de obra. Asimismo, fue el Estado argentino el que subsidió al capital británico para la construcción de los ferrocarriles en forma de abanico hacia el puerto de Buenos Aires. Los ferrocarriles permitieron por un lado valorizar la tierra de la oligarquía y, por otro lado, transportar los productos primarios hacia el puerto para luego exportarlos a los países industrializados. En resumen, las características centrales del modelo agroexportador fueron la constitución de grandes latifundios en manos de los terratenientes en los cuales se producía alimento (agricultura en primer término y ganadería en segundo lugar) para exportar a los países manufactureros (fundamentalmente Gran Bretaña) de donde se importaban los productos industriales. El Estado era fuertemente intervencionista a nivel interno pero liberal desde el punto de vista del comercio exterior (reducidos aranceles a las importaciones). Este tipo de Estado fue el que construyó y profundizó el modelo agroexportador, esto es, el Estado fue funcional y manejado por los intereses de la oligarquía pampeana.

Consecuencias del modelo agroexportador: 

El resultado de este modelo fue la consolidación de la total dependencia de Argentina a los intereses de Gran Bretaña y el deterioro de la economía nacional, beneficiando únicamente a los dueños de la tierra. A contraposición de lo pensado por David Ricardo respecto que el libre comercio conduciría a reducir la desigualdad entre los países desarrollados y los subdesarrollados, la libertad de comercio profundizó la división internacional del trabajo, fundada sobre la explotación de ventajas comparativas estáticas, condenando a la Argentina a una especialización empobreciente basada en la exportación de bienes primarios a los países desarrollados. En este sentido, la tradicional división internacional del trabajo que caracterizaba al modelo agroexportador fue una de las causas centrales para explicar la dependencia económica y la condición de subdesarrollo de la Argentina. Dicho de otra forma, el libre comercio, que condujo a la economía nacional a la especialización en la producción y exportación de bienes primarios, fue uno de los obstáculos estructurales más importantes para el desarrollo de Argentina. El modelo agroexportador y la filosofía del liberalismo económico transformaron a la Argentina en un país periférico caracterizado por una economía heterogénea y escasamente diversificada. Con heterogénea nos referimos a la existencia de una estructura productiva divergente, en la cual coexisten un sector primario – exportador con una elevada productividad junto al resto de la economía sumergida en producciones de subsistencia. Con escasamente diversificada nos referimos a la especialización por parte de las economías periféricas en la producción y exportación de productos primarios con pocos efectos de encadenamientos con el resto de los sectores productivos. De esta forma, la división internacional del trabajo basada en el libre comercio y que caracterizaba al modelo agroexportador condujo a una doble heterogeneidad estructural que perjudicaba a la Argentina. Por un lado, a una heterogeneidad a nivel nacional en la estructura económica. Por otro lado, a una heterogeneidad internacional en la cual la economía argentina se especializó en la producción de bienes primarios mientras que los países centrales se volcaron hacia el desarrollo de las actividades industriales. Otra consecuencia del libre comercio mundial fue el deterioro de los términos de intercambio, es decir, los precios de los productos primarios se abaratan respecto a los industriales. En efecto, en el largo plazo la tradicional división internacional del trabajo generó un sistema internacional asimétrico que se tradujo en un mayor distanciamiento de la Argentina con respecto a los países centrales, produciendo de esta forma que las relaciones comerciales sean crecientemente ventajosas para los países desarrollados. Este fenómeno se debió fundamentalmente al progreso técnico. Los avances tecnológicos se producen generalmente en el sector manufacturero. Por lo tanto, si los países desarrollados se especializan en la producción de bienes industriales logran monopolizar los frutos del progreso técnico, generando un deterioro a largo plazo de los términos de intercambio en detrimento de los países periféricos, como Argentina, especializados en la producción de bienes primarios caracterizados por escasos cambios tecnológicos. Sin embargo, el modelo tuvo sus ganadores. En primer lugar, sus beneficiarios directos fueron los terratenientes, grupos de familias propietarias de grandes extensiones de las mejores tierras, junto con el capital extranjero, que se apoderó de sectores claves de la economía, como ferrocarriles, frigoríficos, puertos, bancos, seguros, entre otros. Con el Estado en sus manos, gestaron el orden jurídico, institucional y militar más conveniente para sus intereses económicos, y nos insertaron, como señalamos anteriormente, en el orden internacional de aquel entonces como país periférico, es decir, como país exportador de productos primarios e importador de productos elaborados, de acuerdo a las reglas fijadas por los países centrales. Por lo tanto, el modelo agroexportador puede considerarse como el modelo de la desigualdad y la dependencia. Desigualdad internacional debido a que Argentina se alejaba cada vez más del desarrollo de los países centrales dedicados a la manufactura. Desigualdad regional como resultado del crecimiento de la pampa húmeda y el estancamiento constante de las economías del interior. Desigualdad social por el enriquecimiento permanente de los dueños de las tierras y el empobrecimiento del resto de la población.Incluso, cuanto mayor era la pobreza del conjunto de la población mayor ganancia a los terratenientes, debido a que les aumentaba el excedente exportable como resultado de la reducción del mercado interno. En otras palabras, a mayor pobreza menos consumo de alimentos, a menor consumo de alimentos mayor es el saldo exportable (mercancías disponibles para la exportación) y mayor la renta agraria por la oligarquía pampeana al exportar una mayor cantidad de alimentos a los países centrales. Por último, la dependencia se reflejaba en la adaptación permanente de la economía argentina a las necesidades de los países desarrollados. Es decir, cuando los países centrales necesitaban productos agrícolas, lo cual se traducía en un aumento de la demanda y de los precios internacionales de estos productos, la economía argentina producía estos productos para abastecer a los países centrales. Cuando los países centrales necesitaban una gran cantidad de lana, se produjo el modelo lanar donde parte de las tierras (las más cercanas al puerto) se destinaron a la cría de oveja expulsando la agricultura y la cría de vacas a las tierras más lejanas del puerto de Buenos Aires. En conclusión, lo que se producía en la economía nacional no dependía de las necesidades del mercado interno, sino más bien de las necesidades de los países desarrollados; denotando una total dependencia de Argentina a los intereses de los países industriales. Fue así como se gestó y consolidó en la Argentina un sector social conocido como la oligarquía terrateniente, dueños de los latifundios de las tierras más fértiles de nuestro país (ubicadas en la Pampa Húmeda). La oligarquía pampeana se transformó durante el modelo agroexportador en un sector clave desde el punto de vista político y económico que condicionó a lo largo de nuestra historia el desarrollo nacional. En efecto, fue este sector el que se opuso de distintas maneras a todo intento de industrialización de la economía argentina, como por ejemplo participando activamente en el golpe de 1955 contra el entonces Presidente de la Nación Juan Domingo Perón, o encabezando los cortes de ruta en el año 2008 para oponerse a la resolución 125. El único objetivo de este sector es, entonces, evitar la industrialización para que no crezca los puestos de trabajo ni el mercado interno, para así de esta manera obtener más renta agraria a partir de la exportación de productos primarios a los países desarrollados sin los limites que podría ejercer un Estado interventor que quisiera promover el desarrollo de la industria. La riqueza de los grandes terratenientes, es la pobreza del pueblo argentino.



 AGRUPACION PERONISTA PATRIA GRANDE

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