domingo, 4 de noviembre de 2012

Acciones de REPSOL contra el Estado argentino




A partir de la expropiación del 51% de las acciones de YPF, en manos de Repsol, esta empresa y el gobierno Español, que actuó como lobista interesado, llevaron a cabo una ofensiva diplomática en contra de la Argentina, que incluyó fuertes campañas mediáticas nacionales e internacionales, destinadas a tratar de desprestigiar y presionar al gobierno argentino a acceder a sus reclamos, en particular, una indemnización por un valor ‘ficticio’ de 10 mil millones de dólares.
El gobierno español adoptó una postura confrontativa en función del siguiente argumento: “Cualquier gesto de hostilidad en contra de una empresa española es interpretado por el gobierno de España como un gesto de hostilidad contra España. La decisión es hostil contra Repsol y por lo tanto lo es contra España, y el gobierno actuará en consecuencia”.
Como parte de su política de presión, en mayo de 2012, el gobierno español amenazó a nuestro país con privilegiar la compra de biodiesel proveniente de países de la Unión Europea, lo que implicaría dejar de comprarle ese producto a la Argentina, lo cual implicaría menos exportaciones nacionales por un valor cercano a los 900 millones de dólares anuales. Paradójicamente, España no tuvo en cuenta que la Argentina es el productor principal de la materia prima y abastece a los posibles proveedores de España en Europa por lo que, si bien logró intentó conseguir el apoyo de sus pares en esa región y trató de mostrar a una Argentina aislada, finalmente, esa medida no se llevó adelante, y por el contrario, en junio de 2012, Argentina le exportó a España 70.000 toneladas de biodiesel, un aumento frente a las 47.000 toneladas de mayo.
Como parte de su estrategia ofensiva contra Argentina, el gobierno Español amenazó a los países del Mercosur de que si Argentina no aceptaba los términos de Repsol, o al menos se sentara a ‘negociar’, forzaría una demora en las negociaciones interregionales entre la Unión Europea y los países del Mercosur; aunque las mismas vienen de por sí muy atrasadas por grandes diferencias estructurales.
Sin embargo, la postura del Gobierno argentino obtuvo el fuerte apoyo de los países del Mercosur y de parte de la Secretaria General de la Unasur, quien insistió en que el Estado argentino es “soberano en las decisiones internas”.
Por su lado, el comisario de Comercio de la UE aseguró que la región “hará todo lo que esté en su poder” para ayudar a que Repsol reciba una “compensación plena”, para lo cual el proyecto de expropiación contempla la decisión del tribunal sobre el precio justo que deberá abonar el Estado argentino.
Repsol también envió un comunicado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores española diciendo que la medida que realizó el Estado argentino era “manifiestamente ilícita y gravemente discriminatoria, (ya) que no se ha(bría) justificado de forma alguna la utilidad pública que se persigue con la misma y que supon(dría) un patente incumplimiento de las obligaciones asumidas por el Estado argentino en la privatización de YPF, violando así los más fundamentales principios de seguridad jurídica y de confianza de la comunidad inversora”. De este modo, Repsol afirmaba que llevaría a cabo “todas las medidas legales que procedan para preservar el valor de todos sus activos y los intereses de todos sus accionistas”.
En mayo de 2012, la petrolera española le envió una carta al Gobierno Nacional, en la que declaró la existencia de una controversia entre la compañía y el Estado argentino. A partir de ese momento se abrió un plazo de negociación para que ambas partes intentaran llegar a un acuerdo antes de que Repsol presentara la demanda de arbitraje, plazo que, según la petrolera, vence el próximo 10 de noviembre.
Y, teniendo en cuenta la estrategia seguida por las partes la posibilidad de que se alcance un acuerdo parece nula, todo parece indicar que Repsol presentaría en noviembre próximo una demanda contra la Argentina en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones del Banco Mundial (Ciadi), reclamando una compensación por la expropiación del 51 por ciento de las acciones de YPF.
Es interesante tener en cuenta que el argumento aludido sobre una supuesta ‘discriminación’ aparece como el principal planteo que podría utilizar Repsol en una controversia en ese ámbito.

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