La degradación de la capacidad productiva nacional,
las malas perspectivas para el desarrollo de grandes inversiones con recupero
en el largo plazo, la concentración económica y la extranjerización de los
capitales no fueron las únicas secuelas del modelo neoliberal que agravaron la
dependencia de la economía nacional de dólares para su desarrollo. El
vaciamiento productivo también implicó un fenomenal endeudamiento externo, la
desnacionalización de las principales empresas del país y la consolidación de
una cultura de ahorro en dólares, producto de graves crisis en las que la
moneda nacional fue desvalorizada. Así, la herencia neoliberal obligó a que las
divisas que genera nuestro país a través de sus exportaciones, además de tener
que utilizarse para comprar los insumos y máquinas que requiere el proceso de
sustitución de importaciones, también se tengan que utilizar para pagar las
deudas con el exterior generadas por gobiernos irresponsables. También el
neoliberalismo transformó la legislación nacional, de modo que la mayoría de
las empresas más grandes del país se han instalado bajo una lógica en la cual
no proyectan un desarrollo local, si no que usufructúan el mercado local a
través del envío de sus ganancias al exterior y del endeudamiento externo,
realizando inversiones financieras. En efecto, la pasividad regulatoria y las
elevadas tasas de interés locales promovieron este comportamiento. No obstante,
desde el año 2003, el peso de la deuda pública en la economía se ha venido
reduciendo sustancialmente como resultado de los canjes de deuda de 2005 y
2010, del pago de la deuda al Fondo Monetario Internacional (2006), del proceso
de crecimiento de la economía nacional y de la política general de
desendeudamiento. Una variable que refleja esta dinámica en términos de la
mejora de la capacidad de repago es la evolución de la cantidad de años de
exportaciones requeridos por nuestro país para pagar la deuda nominada en
moneda extranjera.
No hay comentarios:
Publicar un comentario