domingo, 11 de noviembre de 2012

La crítica a la administración cambiaria



 Muchos analistas siguen creyendo o quieren hacer creer que el gobierno actúa bajo la lógica de apropiación desesperada de “cajas”3 en función de las necesidades de cada momento, a pesar de que la lógica es inversa: el gobierno rompió con la toma de decisiones de bienestar presente a costa de la administración futura por una que tiene un alto costo político actual en pos del desarrollo productivo del país. La política tampoco fue ingenua; dado que la medida posee un impacto inmediato perjudicial en parte de la opinión pública, magnificado por los referidos problemas de comunicación, esperó hasta la finalización de las elecciones presidenciales de octubre de 2011 para su aplicación.
Pese a lo que dicen los medios hegemónicos y los economistas ortodoxos, no se trata de un intento de buscar “caja” en función de necesidades coyunturales, sino precisamente lo contrario: el Gobierno Nacional busca con esta medida lograr estabilidad y previsibilidad económica en el mediano y largo plazo. Los efectos positivos de la medida no tardaron en observarse: se logró detener la fuga de capitales y reducir en gran medida la tendencia negativa en la cantidad de reservas internacionales que el país posee.
Además, otros efectos positivos de las regulaciones cambiarias se irán produciendo paulatinamente, como la utilización del peso en las transacciones de inmuebles, la orientación de las divisas para proyectos de desarrollo productivo estratégicos o el uso de pesos como moneda de cambio en las operaciones de turismo regional.
La base de desprestigio del nuevo sistema de administración de cambios reside en el hecho de que su impacto, en una primera etapa, es lento (aunque progresivo) respecto a su potencial para impulsar el crecimiento industrial y aumentar la capacidad de acción de las políticas económicas.
Ahora bien, una vez normalizada esta situación nacional e internacional y en la medida en que el peso vaya teniendo más usos en contratos firmados bajo el actual sistema de regulaciones cambiaras, las políticas cambiarias y monetarias, tendrán una mayor incidencia en el direccionamiento de la actividad productiva mediante, por ejemplo, el acceso a las divisas a bajo costo para la compra de bienes de capital o el otorgamiento de créditos destinados a la inversión productiva.
Asimismo, corresponde destacar que, como toda medida de alto impacto político-económico y con potencial transformador, afecta intereses de poderosos sectores, especialmente de grupos rentísticos y especulativos. Sin embargo, también es percibido negativamente por sectores de ingresos medios/altos con capacidad de ahorro que, frente a las enormes crisis donde se desvalorizó la moneda nacional, se han acostumbrado a preservar sus ahorros comprando dólares, y desconocen alternativas de ahorro en pesos o creen que estas opciones son más vulnerables frente a las variaciones de precios en nuestra economía. La difusión de alternativas de ahorro en pesos, como los fideicomisos o los títulos públicos, es relevante para que las regulaciones cambiarias tengan un mayor apoyo político.
Aquí la comunicación juega un rol fundamental. Como mencionamos anteriormente, el rechazo de sectores habituados a la compra de dólares genera malestar en algunos grupos reducidos de la sociedad argentina, que es magnificado por la prensa enfrentada políticamente al gobierno que encuentra una nueva razón para deteriorar la imagen de la gestión estatal. El intenso enfoque mediático sobre el tema busca hacer ver a la posición de un grupo reducido como un mal que afecta a toda la sociedad argentina. Pero esto no se condice con la realidad, ya que, como se refirió anteriormente, poco más de una décima parte de la población adquirió dólares durante el período donde se provocó la corrida.
Lamentablemente, esos medios tampoco explican la importancia estratégica de la utilización de las divisas para otros fines más allá del simple atesoramiento, como lo son el pago de la deuda y la incorporación de tecnología del exterior para el desarrollo productivo.

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