El control de la empresa más
importante del sector energético permite, en primer lugar, garantizar la
continuidad en el largo plazo del proceso de acelerado crecimiento económico
con perfil industrial que se inició en el 2003, en el cual la tasa promedio de
crecimiento fue de 7, 7% (muy por encima a la que se dio entre 1991 y 2002, que
fue de 2.2%). Pero para ello, es necesario asegurar la disponibilidad de
aquellos recursos que resultan estratégicos para sostener la expansión de la
producción en condiciones económicamente razonables y previsibles en el tiempo.
Los hidrocarburos, particularmente el petróleo y el gas, se encuentran
indudablemente entre los recursos imprescindibles para el desarrollo.
En nuestro país, la importancia
de los hidrocarburos es aún mayor que en otros puesto que en la actualidad, casi
el 90% del total de la energía que consumimos proviene de ellos, teniendo
un mayor peso relativo el gas (50%) que el petróleo (40%).
La decisión
de recuperar la empresa también se vio influenciada por la actitud claramente
predatoria que había tenido la empresa española REPSOL al frente de la misma,
con bajísimos niveles de inversión y una creciente preferencia por la remisión
de utilidades a otras regiones del mundo para financiar su expansión global.
Fue por esto necesaria la participación del Estado para re-encausar la política
hidrocarburífera otra vez al servicio de los intereses de los argentinos. De no
haber sucedido ello, la caída de la producción de energía hubiese sido un
límite para la expansión de la economía y la industria nacional.
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